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En el capítulo XXVII de “De Orinoco al Amazonas”, crónicas de Alexander von Humbdolt a su paso por América entre 1799 y 1801, el sabio alemán reflexiona sobre el poder que América esconde entre sus recursos naturales y como podría convertirse en una potencia económica en el momento en que sus pueblos dejaran de ser explotados como colonias. Para Humboldt, el progreso que yacía en la naturaleza y el paisaje solo podía ser logrado a partir de una revolución que le permitiera a los nuevos territorios ser autónomos. En cierta forma, sus palabras serían una premonición para el momento en que las naciones latinoamericanas empezaran a reconocer sus recursos, exigieran sus derechos y se independizaran del yugo español como republicas libres. A pesar de eso, el paisaje aún continúa desdibujándose en pro de emporios ajenos al país, en muchos casos promoviendo un escenario ensangrentado y de desplazamiento forzado para legitimar la explotación de la tierra.

 

El paisaje desdibujado es una analogía apropiada a la reflexión que Hernando Velandia elabora en sus trabajos, donde la línea del dibujo aparece y desaparece fantasmagóricamente a manera de sombra. Sus grabados sobre vidrio dan cuenta de una naturaleza evanescente y de una visión de los viajeros que han inventariado el territorio para desintegrarlo sin medir consecuencias ambientales o sociales. Ese testimonio de la riqueza del paisaje quedó en numerosos dibujos, grabados e ilustraciones de muchos exploradores que cruzaron el océano para responder sus preguntas sobre la tierra de El Dorado inalcanzable, donde ya no abundaba el oro pero se apreciaban nuevos tesoros que saquear. Tomando estos referentes, el trabajo de Velandia parece inicialmente acercarse más al de un dibujante -curioso para alguien que se presenta como un escultor-. Sin embargo, sucede que la línea en sus vidrios es invisible, a menos que sea un horizonte de plomo marcando lo único tangible en medio de una imagen fugitiva. Sus sombras parecen evaporarse al igual que el imponente nevado que se erige sobre una estructura de ingeniería remitiendo al progreso del hombre ilustrado.

 

La línea tiene un especial protagonismo en esta exposición, ya sea como horizonte, latitud trama o estructura. Cambia de función de acuerdo a cada uno de estos papeles, y según ellos se hace visible o invisible para revelar la relación entre la naturaleza y tecnología, dejando así testimonio de como la una devora a la otra. Entonces Velandia también oscila entre dibujante-escultor-explorador en la medida en que sustenta su investigación en documentos científicos del siglo XIX sin alejarse del paisaje como motivo recurrente a lo largo de la historia del arte y sin desprenderse de una problemática tan actual como histórica. 

 

Christian Padilla

Curador

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Procesos

“La huella humboldtiana en la escritura geográfica ha sido más acusada y prolongada de lo que una historiografía disciplinar centrada en los cambios de paradigma había permitido hasta hace poco advertir. Definida en una de sus mejores versiones como ciencia del paisaje, la geografía de buena parte del siglo XX ha desarrollado algunas de las capacidades humboldtianas: transmitir la complejidad unitaria de territorios-paisaje elegidos por tener un alto significado, comunicar el descubrimiento y la descripción de los paisajes a través del recorrido por ellos, del deambular del caminante, del paso reflexivo y apasionado del viajero.”

 

El paisaje no es un ente objetual, más bien se trata de "una relación subjetiva entre el ser humano y el medio en que vive, relación que se establece a través de la mirada". Así, estamos ante una "historia de la mirada", o una historia del esfuerzo de aprendizaje visual y de la evolución en las interpretaciones que hombres y mujeres hemos tenido que experimentar a lo largo de muchos siglos para entender la certidumbre y la improbabilidad del entorno que habitamos, superando los tabúes de la mitología y la religión. (Miradas sobre el paisaje Javier Maderuelo en entrevista para la sección de Crítica de El País, España.

 

Texto completo de Javier Maderuelo aquí:

http://elpais.com/diario/2006/02/04/babelia/1139012237_850215.html

 

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